Llora y cuando lo hagas.
Que cada lagrima se lleve
un poco del dolor que sientes, que te hiere, que te duele y que te ahoga, que te mata.
Llora… porque las lágrimas
son el reflejo del dolor, purifican el alma, y también
son muestra inequívoca del amor que hay en ti.
Llora… desahógate
deja salir esos diamantes
que valen mucho más que el oro, porque son catarsis
del proceso de sanación.


Llora… rompe en llanto
antes de que se rompa tu corazón, antes de que se rompa tu vida, antes de que quebrante tu alma, si es que no están ya rotas.
Llora… maldice, grita,
enfadate, incluso reclama a Dios, o al universo, a la vida
o a quién, o lo que hayas perdido.
Todo vale, excepto rendirse
porque a pesar del dolor, del llanto, del rencor, de las dudas, de tu pesar,
de la incertidumbre.
Estás aquí, con vida, con familia, con personas que te aman, que te apoyan y que aun sin saberlo,
también sufren contigo.
Llora simplemente, llora.
Pero jamás dejes de luchar
ni te permitas vivir
en una oscuridad eterna.
Llora…tanto como lo sientas y hasta que no puedas más, hasta que creas que no hay
más lágrimas por derramar.
Llora… porque siempre dolerá, porque la ausencia permanecerá, sin embargo, con el tiempo, aprenderás a vivir con el dolor.
Llora… y algún día, pasado el tiempo, volverás a disfrutar de la vida
y todo quedará atrás
y aunque nada será igual
la vida, tu vida, tiene que continuar, porque todo pasa, hasta el dolor se hace más pequeño…la Vida no se para, y nosotros con ella tampoco….